10 de junio de 2009

MANUAL DE INSTRUCCIONES


Creo que las mujeres son más listas. Más de listas, me refería. Ellas lo ordenan todo y lo ponen en papel. La compra. El plan de la semana. Lo que le falta a la maleta. De ello podremos hablar otro día. Lo que creo es que este esquema vital lo llevan a extremos que yo, como hombre y no sé si como ejemplo, no comparto. Cuando dejas a tu hijo al cuidado de otra persona, por ejemplo. Hablo, por tanto, de mi experiencia personal y en esta historia mi pareja será la mujer y yo el hombre. Discrepamos, y viva la discrepancia. La mujer deja una lista, escrita o no, con las rutinas del niño, si duerme o no duerme, cómo lo hace, cuando lo hace, cómo le gusta abrazar al muñequito, la luz que hace falta, la hora mejor para que lo haga. Si va o no al parque. Si le gusta más el tobogán que el columpio. Si comerá mejor a la una que a las dos. Si hay que tener cuidado con que vea la tele, si es mejor que lo haga después del biberón, que le ayuda a relajarse. Si tiene un poco de tos, cómo está la caca, las veces que es probable que lo haga, si bebe mucha o poco agua. Entrega una mujer a un niño como si entregara una lavadora, con un largo manual de instrucciones. Ahí puede que esté la clave. El hombre prefiere probar los mandos de un televisor antes de leerse el manual. Es probable que se la pegue un par de veces y hasta puede que hastiado termine recurriendo al manual (o llamando a su pareja) pero de primeras prefiere la auto-experimentación. Un hombre por tanto entrega a su hijo con mayor tranquilidad, porque no me gustaría llamarlo dejadez. Yo, en particular, si dejo a mi hijo con una tercera persona es porque confío en él (no digo, ni mucho menos, que una mujer no lo haga) pero sobre todo, confío en que esa persona tiene el derecho a interrelacionarse con mi hijo en condiciones de igualdad. No es un profesional, es un abuelo, una familiar, un amigo, que te hace un favor, por tanto me siento en la obligación de regalarle la libertad de aprender desde cero a convivir con mi hijo. Porque los niños son muy listos, y saben adaptarse, y saben lo que pueden sacar de cada uno de nosotros. Si esa persona fuera a cuidar durante mucho tiempo a mi hijo sería yo quien hiciera la lista. Pero una vez, ¿qué más me da si duerme más tarde o más pronto? ¿si come mejor o peor? La mujer piensa primero en su hijo, pero también en quien lo cuida, en facilitarle las cosas. Yo no, yo pienso en que es maravilloso enfrentarte a una mañana con un bebé, intentar entender que le pasa, ser feliz por descubrirlo, sufrir porque no lo haces. En el fondo esa es la paternidad, ese es mi regalo para quien me hace el inmenso favor de quedarse con mi hijo cuando yo no puedo hacerlo. Ahora cabría saber si tú, hombre o mujer, madre o padre, te sientes identificado con el rol que acabo de mostraros…

2 comentarios:

Elena dijo...

Sin duda alguna yo soy madre y me has descrito muy bien, pero quizás hay que hacer una diferencia, no es lo mismo dejar a un bebé cuya rutina le da seguridad o dejar a un niño que puede comer 1 hora mas tarde, o acostarse mas tarde viendo una peli con una manta en el sofá con su canguro....no es lo mismo. Según dejan de ser bebés, generalmente dejamos de tener ese rol...bueno, casi casi...ejem...

Dudu dijo...

Estoy con Elena. Depende. No es lo mismo un niño con 4 años que habla perfectamente y expresa sus necesidades, hambre, sueño, calor... que un bebé que sólo sabe llorar y quien no lo conoce puede llegar a ser desesperante no saber por qué cojones llora, o por qué cojones no se duerme