4 de diciembre de 2024

 AYUSO, LO PÚBLICO Y LA ESCALERA SOCIAL: 

Mi padre fue taxista (entre otras profesiones) y mi madre trabajaba en casa, sin sueldo. Mis hermanas, que cumplieron con los tiempos y los resultados desde el principio estudiaron una carrera universitaria (farmacia y psicología) con buena ayuda económica de las becas públicas. Yo, que fui un estudiante tardío, ya tuve que tirar de trabajos a media jornada para sacarme la licenciatura en Historia Contemporánea. Sea como fuere, los hijos, los tres, del taxista y la ama de casa, son licenciados. Mi pareja también tiene estudios universitarios. Mi mejor amigo, hijo de un camarero, también estudió su carrera. En al barrio, más de la mitad de mis amigos pasaron por la universidad, todos, sin excepción, hijos de obreros. Para mí la universidad, llamadme antiguo, es el último peldaño de la escalera social, el eje central de la redistribución y el reparto justo de oportunidades que empieza en la educación básica. Por eso cuando ahora, sobre todo en la comunidad en la que vivo, veo como proliferan las universidades privadas y sus prohibitivos costes, frente a una universidad pública, que como la sanidad, esperan dejar morir (ya vimos como funciona la estrategia, a poco que tengas un polideportivo público cerca de tu casa) me enfado por encima de mis posibilidades. Yo lo veo claro, es una cuestión de ideología, de negocio y de que ese negocio siga en manos, siempre, de los mismos, y luego de sus hijos, y de los hijos de estos...Cuando los hijos de los obreros metemos la cabeza en lugares de cierto estatus, ya hay miedo a perder el monopolio del negocio. Es meridiano, soy de los que piensan que quien no lo ve o no lo quiere ver, es porque forma parte del juego. Esto último es consecuencia de mi cojera ideológica, el resto, realidad pura.  



3 de diciembre de 2024

TODO EL MUNDO TRANQUILO  (relato)

Como otras muchas semanas he participado en el concurso de relatos de la cadena Ser (Relatos en cadena).La dinámica es siempre la misma, tu cuento, de menos de 100 palabras, debe empezar con la primera frase del último relato ganador. Tres de los participantes, siempre por encima de los 500, llegan a una final y en directo, se elige el que marca la frase para el siguiente turno. Una vez he llegado a esa final semanal. Normalmente, cuando veo los relatos seleccionados me digo, vaya, normal que el mío no esté entre ellos...esta vez no ha sido el caso. 

Ahí va mi relato, que debía empezar con la frase El prohibitivo tratamiento de mi nieto

TODO EL MUNDO TRANQUILO

El prohibitivo tratamiento de mi nieto me había llevado hasta allí. Era cierto, le había prometido a su abuela, décadas atrás, que no volvería a hacerlo. Pero ¿qué no serían capaces de hacer unos abuelos por su nieto? Por eso fue la primera y única vez en que ella me ayudó a preparar la bolsa. Me tembló un poco la voz, la verdad, pero la frase me la sabía de memoria: ¡todo el mundo tranquilo, esto es un atraco!

Los ganadores...







2 de diciembre de 2024

 EL EGO: 

De vez en cuando resulta edificante sentirse escritor. De verdad, más allá de las letras golpeadas, algunas veces casi escupidas, por la rabia de saberlas yermas de futuro más allá de mis fantasías de escritor frustrado. Es bonito que te reconozcan como tal, que te premien, que consideren que lo que has escrito merece la pena. Me ha vuelto a pasar en Husillos (Palencia), donde he recibido este sábado el segundo premio del III Concurso de relatos de la mujer. Como escribir es una droga, pues seguiremos adictos a ello, más allá de las evidencias...