31 de mayo de 2013

Y MENOS A ELLAS

Días como ayer me da por escribir sobre la igualdad. Cómo voy a gestionar mis recursos para colaborar en la humilde medida de mis posibilidades. Y no han pasado ni 24 horas y ya he caído en la trampa. Hablando con mi hijo mayor le expliqué que para resolver los conflictos en el colegio nunca había que recurrir a la violencia, que pegar era parte del problema, sobre todo si era una chica. Es decir, concretamente dije: no hay que pegar nunca y menos a una chica. A parte de que es una tontería en sí misma, si es nunca, sobre el sobre todo, en realidad va en contra de mis principios. Esa discriminación positiva es en realidad negativa, porque lo que pretendo explicar a mis hijos es que niños y niñas iguales son, así que si no hay que pegar, no hay que pegar y poco importa si es chico o chica. Lo sé, socialmente está bien visto esa deferencia para con las mujeres (¡ las mujeres y los niños primero) pero lleva implícito una consideración de inferioridad que supone más gasolina para la discriminación. Soy consciente de que me cuesta explicarme, pero no perderé la esperanza de hacerlo ¿qué me queda si no?

MICRO (HUMOR PROPIO)

30 de mayo de 2013

MACHISMO 2.0

Ayer el periódico me confirmó una pesadilla que me ronda la cabeza: el machismo sigue vivo. Estamos presenciando algo así como su refundación, el nacimiento del Machismo 2.0. Hace unos días leí que la imagen idílica que proyectamos los hombres sobre la mujer es culpa de Playboy y la de la mujer de Disney. Y como no le falta razón y puestos a preocuparse, lo de Disney, con diferencia, me parece mucho más peligroso. Esa idealización del príncipe azul (confirmo, no existimos) hace que perdure la figura de hombre dominante y protector como objetivo. Vamos, el salvoconducto al macarra misógino. Encima ahora las nuevas tecnologías ejercen de acicate. Por un lado permiten un mayor control, en el artículo se habla de cosas tan ridículas como un ¿dónde estás? En el baño. Pues tira de la cadena para que me lo crea. Las nuevas tecnologías permiten, no solo auditar tu ubicación en todo momento, sino que las redes sociales son el altavoz perfecto para que el maltratador psicológico encuentre nuevas herramientas de humillación, control y chantaje. La edad es cada vez más temprana y eso es lo que me chirría y me preocupa. Porque quienes ahora controlan el maquillaje, la ropa, las amistades de sus novias son hijos de una generación culta. Han sido educados en los valores de igualdad que creíamos imparables. Pero parece ser que no es así. Y es esa disneysiana concepción del amor la que tiene buena culpa según los expertos, porque condena a parte de nuestras adolescentes a creer que tienen un contrato de por vida con ese amor, sea como fuere, y así la violencia es, en realidad, parte del pago o incluso algo merecido y buscado, lo que hace que el sentimiento de culpa sea un ingrediente más del sometimiento. Hay que desterrar definitivamente ese absurdo grial del encontrar un hombre bueno. De eso nada, hija, todos somos buenos, y a poco que veas que no lo somos ¡ puerta ! Y a todo esto hay que añadir la mercantilista visión de nuestros gobernantes, el tijeretazo y ahí te apañes que ha recortado hasta el paroxismo, hace que muchas de estas niñas tengan donde acudir, sí, pero para ser recibidas con los recursos secos. Y muchos ahora sacan pecho una vez eliminada la temidísima Educación para la Ciudadanía. Cuando el machismo siga y las adolescentes de ahora sean carne de cañón para el maltrato, habría que pedirle explicaciones a muchos con la biblia en la mano, por haber eliminado del temario la única asignatura que se atrevía a afrontar la verdadera igualdad. Yo, mientras tanto, me comprometo a lo único que se me ocurre: como padre de dos hijos varones, me dejaré las pestañas, el alma, los dos brazos y las dos piernas, para educarlos en la tolerancia y el respeto. Y en la indiferencia. Es decir, en la más absoluta igualdad, porque espero que les sea indiferente que frente a ellos haya un hombre o una mujer. Personas. Eso es lo que prometo, porque estoy con los expertos, la única vacuna que existe contra la violencia es la educación.

MICRO (HUMOR PROPIO)

29 de mayo de 2013

EL CASCO Y LA BICI

Quieren hacer obligatorio el uso del casco en la bicicleta y eso ha generado cierta polémica. Muchos defensores de las ciudades ciclables se han echado las manos a la cabeza porque dicen que eso va a reducir, y mucho, el uso común de la bicicleta como medio de transporte. Y ponen como ejemplo otras ciudades donde la bici es común y el casco no obligatorio (como Amsterdam). Yo jamás salgo de casa sin mi casco. Jamás. Ni me cuesta más, ni me cuesta menos. Si me despeino o tengo que cargar con él todo el día, pues llevo una mochila y un peine. Si hay una sóla persona en esta ciudad que dejaría su bicicleta en casa deseando usarla porque el casco es obligatorio, es que somos tontos. Y también estoy con los que piensan que esta legislación no busca salvar nuestra cabeza sino reprimir un poquito y recaudar un muchito. Pero no seamos tan simples. Hubo un tiempo no muy lejano que con las motos no era obligatorio el casco, también se habló entonces de que atentaba contra los ciclomotores hacerlo obligatorio. Hoy nos chirría, sin más, cuando vemos a un motorista descascado. Si reclamamos un espacio para las bicicletas en la ciudad, un espacio legítimo que implique el respeto de los coches y sus conductores, debemos empezar a hacer ciertas concesiones como asumir que una bicicleta es un vehículo y como todos, debe comtemplar ciertas condiciones mínimas de seguridad. E igual que no debemos saltarnos los semáforos (y lo hacemos) debemos llevar luces si queremos ir por la noche y casco ¿por qué no? De verdad, con sinceridad, ciclista ¿crees que el casco es el problema? Yo, llevándolo puesto, me quejaría de que estos gobiernos siempre legislan en la misma dirección, la cohercitiva, pero mientras tanto, llevaría mi bici y mi casco. Y sobre todo hay una cosa importante, igual que cuando vamos en coche, debemos recordar una cosa: conductores hay muchos, muchísimos. Ciclistas también. Unos son conductores y ciclistas, otros sólo conductores, o sólo ciclistas. Pero todos, absolutamente todos, sin excepción, somos en algún momento del día peatones. Y los peatones no llevamos casco. La solución a todo esto, como siempre, es el sentido común, ese que puede proteger tu casco. Si todos lo usamos tal vez no haga falta legislarlo. El casco no es obligatorio, pero desde mi humilde y pedalera opinión, es más que lógico. Sería triste que tú, que dices que el casco no es necesario, terminaras dentro de unos años participando con tu silla de ruedas en una campaña de concienciación del uso del casco ciclista.

MICRO (MATEO EL ATEO)

28 de mayo de 2013

EL YATE

Es genial ahora ver a los generosos empresarios que le pusieron un yate al Rey reclamando su inversión. Que no, amigos, que esto no era una donación, que era un préstamo a Su Graciosa Majestad. Con la que está cayendo la verdad es que es algo anecdótico, y por mi que se lo pongan en la puerta de sus mansiones, pero a ser posible tirado desde un par de helicópteros. Pero dan ganas de decir, se siente, santa Rita, lo que se da no se quita, y haberlo pensado antes. Ahora esto es patrimonio de todos los españoles y si queremos convertirlo en un chiringuito de playa y ponerlo en Gandía, pues te jodes. Lo suyo sería alquilarlo y con ese dinero invertir en infraestructuras en todas las ciudades donde el Fortuna fondeó por la cara (por su graciosa cara). Esto no lo sabe mucha gente, pero amén de mi histórico republicanismo, tengo un odio especial a los yates reales. Mientras estuve en la mili fondeó una semana su predecesor en nuestra base. Tres veces al día los buceadores nos teníamos que meter para revisar que no hubieran puesto algún artefacto explosivo. Y yo, mientras pasaba por debajo de la quilla, me decía a mí mismo y si lo hay ¿qué hago?¿lo desactivo?¿salgo cagando leches?¿digo algo o me lo callo? Tenéis que entenderlo, obligado a cumplir con la patria, republicano y limpiándole el culo a la monarquía. Para mear y no echar gota. La historia del dichoso barquito no es más que una esquela esperpéntica del sinsentido monárquico. El servilismo y el patriotismo de pastel de los que arriman el ascua a la corona mientras se pueda estar calentito. Durante un tiempo tuve una ilusión, diría que casi un sueño, Don Felipe, nuestro heredero, era maricón, homosexual para los ilustrados, y se enamoraba de un marchante noruego y abdicaba por amor. Después llegó la Leti y me desperté. Ahora la pesadilla sigue, tengamos o no yate desde el que vomitar. Que mala fortuna la nuestra...

MICRO (HUMOR PROPIO)

27 de mayo de 2013

EL BAR DE AITOR

Aitor es un camarero de los de antes. Y no sólo porque tenga la barra como la patena siempre o se conozca los platos del menú al dedillo. Es un camarero de los de antes porque sabe de qué pie cojea cada cliente. Sabe al instante si un café será el primero de muchos o un me lo tomo aquí porque me pilla de paso. Antes de que un cliente fijo se manifieste ya está preparando su comanda. Las tostadas con mermelada de la quiosquera. El cruasán con mantequilla de Manolo, el del taller. Si es lunes y ganó el Atleti, copita de anís. El pincho de tortilla de los de la gestoría. Los cafés de los profesores del colegio…No se le escapa una. Y no siempre los clientes lo ponen fácil. Como el muchacho de la esquina. Cada día la misma rutina: llega a las diez, pide un café con leche en vaso y una tostada de pan con tomate. Se sienta justo en el ventanal, donde está la tentación del trajín de la calle. Pero él jamás mira hacia fuera. Desayuna como ensimismado, está poco más de media hora y después se va. No le ha escuchado nada más allá de un el café en vaso, por favor, o gracias. Aun así siempre se le vio sereno, diría que hasta feliz. Como si la media hora en el bar de Aitor fuera el mejor momento del día. En cambio lleva un par de semanas cabizbajo. Ya ni se molesta en pedir el desayuno, Aitor se lo lleva a la mesa, y el joven apenas si esboza un amago de sonrisa. Y ahora mira tanto a la calle como al bar. Pareciera que busca algo. Aitor está desconcertado, pero no se atreve a preguntar. Hoy el joven parece más alicaído que nunca. Aitor trata de entender, de hacer memoria. Quizá falte algo…¡ o alguien ¡ Es cuando cae la cuenta. Hace una línea recta con la mirada del muchacho y su bar y ahí está, el asiento vacío. Su memoria fotográfica es envidiable y no tarda en darse cuenta: es la muchacha dulce de la boina y aspecto delicado, la que desayunaba todos los días una taza de café y una tostada de pan con aceite y azúcar, media hora justa y vuelta al trabajo. A las diez. Hace un par de semanas dejó de venir. Algo escuchó sobre una enfermedad fulminante. Trabajaba de administrativa en el colegio. Apenas si tiene tiempo de seguir atando cabos. El joven taciturno se acerca a la barra para pagar. Cuando Aitor le da las vueltas no puede controlar su acceso de empatía: Lo siento, le dice con la voz quebrada. El joven mira a los ojos al camarero y le da las gracias con la primera sonrisa en meses. Nunca más volverá al bar de Aitor.

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

25 de mayo de 2013

MÁS ALLÁ DEL ÉXODO (El poeta de guardia)


El loco Varela

Rouco Varela, el prelado,
según diarios y revistas,
quiere adiestrar exorcistas
porque hay mucho endemoniado
reclamando sea expulsado
de su alma Pedro Botero.
Ay, Cardenal, le sugiero
que abandone de inmediato
su propósito insensato
y se busque un buen loquero.

24 de mayo de 2013

EL SUEÑO, EL GRITO Y EL ABRAZO

El otro día, al volver a casa, lo primero que hice fue abrazarme a mi hijo pequeño. No hay rutinas en este sentido, el primero que llega besa y abraza y después el siguiente. Ya estamos superando la etapa de carrera total donde hasta el primer beso de retorno paterno era puntuable. Esta vez fui yo intencionadamente quien busqué el abrazo del pequeño. Y no le soltaba. Él hacía pequeños amagos, como diciendo ¿ya? Normalmente los abrazos no suelen ser tan largos. Son mi gasolina, pero tampoco quiero tiranizar el cariño. No es que en esto del amor sea democrático, pero entiendo que ellos no lo necesitan tanto como yo, así que moderación. El caso es que mi negativa a zanjar el abrazo tenía una explicación: la noche anterior había soñado que se moría. No recuerdo la razón de la muerte, porque en realidad para Morfeo Productions no debía ser relevante. Mi pesadilla comenzaba ante la evidencia de que había muerto. En realidad el guión era bastante sencillo: padre lanza un desgarrador grito cuando conoce la muerte de su vástago. El grito desconozco si superó las barreras de la lógica y terminó aterrizando en el mundo real, porque, para su fortuna, mi pareja tiene un dormir espectacular, pero recuerdo perfectamente el dolor instalado en el pecho y como en el grito buscaba desahogo inútilmente. El sueño fue breve. El grito apenas, y el dolor que permanecía. Y esa letanía de no puede ser, tiene que ser una pesadilla, es una pesadilla. Desperté de golpe, estaba al borde de la taquicardia y con la garganta seca. Mis hijos dormían plácidamente. Cuando a la tarde solté a mi hijo, habiendo cerciorado mediante un largo abrazo que todo había sido un mal sueño, me sentí enormemente aliviado. Por suerte, pese a este onírico simulacro, sigo sin saber el tremendo dolor que debe suponer perder un hijo.

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

23 de mayo de 2013

MEA CULPA

-No pongas esos ojos, sabes que no lo soporto, me derrites y ya no sé lo que me digo. No hace falta que me lo vuelvas a contar. Nos conocemos, hace tanto ya mi vida. Sé lo que piensas de estas mujeres ¿cómo las llamas tú?¿de vida alegre? Que graciosa eres. Sé que te da asco pensar que yo puedo encontrar en ellas consuelo. Y no es consuelo lo que busco y mucho menos lo que encuentro. Es algo más físico, química pura, vasos que rebosan y deben canalizarse. ¿Eres consciente de que no hay amor? ni cariño, pura gimnasia. Como cuando quedaba con Cesar para jugar al tenis. No siento nada más allá de eso. Bien lo sabes, me conoces. No me mires con esos ojos, no soportaría que te sintieras decepcionada. Esto lo hago porque creo que es lo único que puedo hacer ¿Qué esperas, que salga a la calle a buscar el amor? Sabes que eso jamás podría. Esta es la única forma de que al menos mi cuerpo encuentre consuelo y me deje un poco tranquilo. Él tiene sus ritmos, yo los míos…- deja la foto sobre la mesilla, después del tierno beso. El frío cristal le recuerda la ausencia.- Buenas noches, cariño. – Cuando apaga la luz sabe que tendrá los mismos problemas para dormir de siempre, desde hace más de diez años.- Mañana sería tu cumpleaños, mi vida…

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

22 de mayo de 2013

NOS LA METEN DOBLADITA

El otro día hablaba con mi amigo Toni, una de las personas más sensatas que conozco. Me quedaba a gusto recordando las nuevas iniciativas para reformar la ley del aborto de nuestro queridísimo ex alcalde. Se me encendía la vena del cuello como a un cataor hablando de la prohibición a abortar para casos de malformación grave que pretendía el Monagillo Tunelador. Que si condenan a un niño al sufrimiento, a unos padres a traerlo al mundo, que si encima recortan hasta la risa las ayudas de la ley de dependencia que en Madrid son como las brujas, que haberlas hailas pero nadie las ha visto...Mi amigo me miró y me dijo que nos estaban haciendo el viejo truco. Que nos estaban haciendo discutir sobre lo más grave, poniéndonos a todos sobre aviso de una auténtica barbaridad, para que luego echaran un pasito atrás y nos entrara todo con mucha más facilidad. Es la vaselina de la alarma excesiva. El viejo truco de papá, he suspendido todas...¡ que no, hombre, que no ! que sólo he suspendido tres. Hoy he escuchado que el ínclito Ruiz Faraón ya está echando marcha atrás. Ya ha dicho que probablemente la reforma no toque los supuestos en malformación. Hala, ya hemos caído, como tontos, que no, hombre, que no, sólo vamos a putearos con el resto. Hemos suspendido tres, pero estamos tan contentos...

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

21 de mayo de 2013

EL QUE NO QUIERA...

Me ha gustado mucho un argumento esgrimido por un político del gobierno (siento no recordar quien) sobre la polémica de la religión: el gobierno no va a obligar a nadie a estudiar religión. Esto me recuerda un poco a ese axioma tan universal del "al que no le guste que no..." Es aplicable a cuestiones tan sencillas como al que no le guste la carne que no coma, por ejemplo, o a quien no le guste el fútbol que no lo vea, pero a otras no tan asépticas, por decirlo de algún modo, y sirve de herramienta justificativa para lo que desde la práxis de la ética humana no lo es tanto. Por ejemplo, los toros. Al que no le gustan los toros pues que no vaya. Ahora, mientras tanto, se seguirá torturando para diversión pública a un animal. Y yo doy un paso más allá, sin abandonar ni un ápice este argumentario: el que no quiera pegar a su pareja, que no la pegue ¿No es la misma idea?¿no es el mismo principio activo para limpiar la misma mierda? Pues eso están haciendo con la religión. Que sí, que es verdad que (de momento) no es obligatoria, pero ya nos la cuelan en la puntuación y de aquí a un par de legislaturas peperianas en el patio los estudiantes de Ética llevarán un jersey a rayas y una enorme "E" pintada a brochazos. He leído muchas quejas de padres que dicen que la alternativa a la religión es una pérdida de tiempo. Y lo es. Porque no tendría que tener alternativa quien no la merece. Pero también conozco un caso paradigmática: una profesoar de ética con altos conocimientos en inglés que decidió dar la asignatura en inglés. Las quejas de los padres religiosos se multiplicaron, los estudiantes de ética mejoraban considerablemente su inglés y eso era injusto para los de los panes y los peces. Para evitar todo esto hay una solución: ni religión ni alternativa, para eso están las parroquias. Estamos volviendo a los tiempo del palio y nos estamos dando cuenta todos, todo esto forma parte de una estrategia general que trarta de restaurar el poder de alienación de un Dios que con tanto twitter, tanta consola y tanta red social, estaba perdiendo poder. Que lo sepamos es lo verdaderamente alarmante, porque no podemos escudarnos en la ignorancia para nuestra pasmosa inmobilidad como país. Yo sé que la razón es la criptonita de la divinidad. Ayer, cuando mi hijo estuvo más de diez segundos señalando un edificio y diciendo, pues eso, en la, en la, en la...y su madre tuvo que terminar la frase ¿parroquia? me di cuenta de que al menos yo estoy haciendo mi parte. El cerebro de mis hijos está siendo adecuadamente amueblado con alarma AS (Anti-Sectas). Espero que funcione.

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

20 de mayo de 2013

EL NIÑO DEL MONOPATÍN

Era domingo. Además un domingo receloso de la primavera, más primo del invierno que otra cosa. Por las calles de Madrid se circulaba con tranquilidad, sin el agobio de los días lectivos. En una avenida amplia subíamos una cuesta considerable. En el carril contrario ni un sólo coche. Tan sólo un chaval bajaba con uno de esos monopatinetes enormes, longboard creo que se llaman, con tanta velocidad como pericia. Pasó a nuestro lado y nuestro hijo pequeño no perdió detalle. Mira, dijo una vez que el patinador sobrepasó nuestro coche, ese niño lo hace fatal porque no lleva casco. Estuvimos hablando unos segundos de si no pasaba nada por ir un domingo por la calzada, que si es mejor que la acera, que si el casco es obligatorio. Y nos dimos cuenta de un detalle, de un detalle en el que sólo mi hijo no se fijó, y ahí residió el detalle. Y es que el chaval era negro. Cualquiera de los otros habitantes del vehículo, seguro, hubiéramos dicho ese niño negro no lleva casco. Y no hay racismo en ello, no, no van por ahí los tiros, casi todo lo contrario. Lo fácil es tirar del color de la piel para identificar, igual que del color del pelo si, por ejemplo, hubiera sido pelirrojo. Pero para mi hijo pequeño, por suerte, ser negro o no serlo, al menos por ahora, no es un elemento determinante para identificar a las personas. Esa indiferencia es el camino para la igualdad verdadera, cuando ser negro, como ser mujer, homosexual o del Ateli, no sea relevante. Nos gustó, la verdad, dure lo que dure.  

MICRO (HUMOR PROPIO)

19 de mayo de 2013

LAS PREGUNTAS DEL PEQUE

Papá trabaja con el ordenador y mamá es superterapeuta.
Hugo, casi cinco años.

18 de mayo de 2013

MÁS ALLÁ DEL ÉXODO (El poeta de guardia)

Tele-burka



Sugiere el informativo

que hay que rezar contra el paro

y aunque suene rancio y raro

a la par que vomitivo,

que frente al hombre lascivo,

hay que vestir con recato.

¡Vaya credo mentecato

esgrime esta Inquisición

que ha hecho de Televisión

Española su aparato!



17 de mayo de 2013

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

TELEADOCTRINANDO

Primero fue que el cirio para encontrar trabajo y ahora que las visten como putas. Porque las cosas claras y el chocolate del bueno. Y a mí que todo me suena a represión sexual: cirios, minifaldas...me huele a cura, sacristia y erección reprimida (por ahora) bajo la sontan. Un reportaje, que es lo más parecido a un virus que tiene el telediario, explicaba que ellas, nuestras hijas, no tienen la idea de estar provocando, pero a lo mejor quien las ve si lo ve como una provocación. De esto a un juez dando la libertad a un violador porque la violada llevaba minifalda hay un salto de zaping. Recuerdo con cariño esos momentos de primeros calores en la universidad, cuando las muchachas, después del rigor del invierno, estaban deseosas de lucir su piel. Y jamás me sentí provocado ni tuve el más mínimo deseo de violar a ninguna de ella. Luego nos rascamos las vestiduras con los burkas, pero es puta envidia lo que tienen algunos de la pasarela Alá. Estamos a un paso de la pata quebrada de la que hablaban nuestros abuelos. Nosotros, hasta ahora, hemos protegido a nuestros hijos, con mucho esfuerzo, de los telediarios. Nos parecía que era muy pronto para conocer la maldad del ser humano con la crudeza con la que las televisiones suelen tratar las noticias. La sangre vende, así que no, hijo, el telediario no, caca. Pero ahora lo que me da miedo son las soflamas ultraderechistas y conservadoras que, poquito a poquito, nos van colando. Que si hoy las velas te salvarán. Que si mañana tu hija que va con minifalda, provocando ¿es que no lo ves? Mi apuesta para el próximo: estudio de reputados psicólogos diciendo que los hijos de padres homosexuales son todos infelices. Al tiempo. Así que he decidido mantener la profiláxis televisiva, pero esta vez no por el miedo a la sangre, sino por el miedo al adoctrinamiento conservador.
Señores del Rouco Tee, que sepan que el problema no está en el escote o en las minifaldas, no, está en las cabezas, en la de arriba y en la de abajo, y sobre todo en aquellos que no saben que quien debería mandar es la de arriba.  

16 de mayo de 2013

EL HUERTO

El colegio público de San Bartolomé, que está en Fresnedillas, ha tenido la tremenda osadía de montar un huerto colectivo en el patio. Al alcalde del pueblo no le gustó la idea y mandó a sus soldados para que lo arrasaran. Así, profesores, alumnos y padres se marcharon el viernes pensando en que crecerían lechugas y tomates, y volvieron el lunes teniendo un campo de fútbol sin porterías. Que sí, edil de los cojones, que tiene usted razón, que las normas están para cumplirlas y que son para todos, pero eso primero, y si quiere con el arado y todo, va y se lo dice a los que utilizan dineros públicos para esquiar en Suiza. Y después, si le queda tiempo, que centrándose sólo en su partido lo dudo porque tarea tiene, va y le explica a los muchachos que no pueden tener un dichoso huerto por no sé que razones administrativas y demás lindezas demagógicas de poco gusto y baja alcurnia ¿Sabe lo que pienso? Que le jode, y mucho, que el que era el peor colegio de Madrid ahora salga bien parado en las fotos. Y todo esto sin libros de texto al uso, con un proyecto integrador, y sobre todo, y válgame la Virgen del Santo Sepulcro del Cristo de los clavos agitanados, lleno de inmigrantes. Moros. Herejes aprendiendo. Eso es lo que pienso. El huerto se la pela, porque estoy seguro de que usted comprará la fruta en los mejores garitos del lugar, cenará con su correligionario partiéndose la caja imaginando la cara de los ácratas del huerto al verlo hecho un erial. Sí señor, tiene usted unas pelotas como melones, presuma, presuma, porque de cerebro andamos más bien cortitos. Eso sí, la lección que está dando a los muchachos sobre la utilidad de la autoridad, no tiene precio. Ya, ya recogerán usted y los suyos el fruto de tanto esfuerzo. Y entonces se rasgarán las vestiduras pidiendo culpables, como siempre, incapaces de mirarse al espejo.

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

15 de mayo de 2013

ONCE VIEJAS

Me pasé media infancia buscándolas. Como el que busca su Santo Grial. Los bancos del parque no daban para mi objetivo, a lo sumo me encontraba con cuatro o cinco. Los de la Iglesia sí que me ofrecían una mejor perspectiva, así que mientras el cura de turno nos sermoneaba con la dejadez de siempre, yo las escudriñaba. Una a una, intentaba leer entre líneas y entre rezos, descubrir en sus ojos ese famoso miedo. Pero jamás me atreví a preguntar. Es más, más allá de algún ronquido despistado, nunca encontré nada digno de mención. Después me llegó la bendición del ateísmo y perdí ese banco de pruebas. Así nunca logré encontrar once viejas asustadas a las que poder preguntarles cuando miedo tenían y entender, de una maldita vez, una de las frases más incomprensibles de mi infancia: tienes más miedo que once viejas. Así era imposible saber el miedo que tenía. Necesitaba encontrarlas para saber si era mucho o poco, o por lo menos para saber por qué ellas y por qué no doce, o diez, o siente. O cien. Cuantas más viejas, más miedo ¿verdad? Como aquella frase siguió en el limbo de la semántica, me lancé a otras, y con la misma suerte, porque ya me diréis donde podía un niño de diez años en la España postfranquista encontrar a unos negros merendando o a la tal Aurora y su famoso rosario, que debió ser lo más parecido a una película de Tarantino que nos dio el refranero español. Ni me encontré jamás con un arriero para saber a qué tanto rencor, ni hubo cubero que me explicara nunca a qué se debía su ojo crítico y aunque quisiera tomarlas nunca encontraba donde las daban. Claro, como el que la sigue la consigue, aun si saber qué seguía ni que iba a conseguir, aquí me tenéis, preguntándome si por la boca murió el pez ¿no sería que la tendría llena de moscas?

MICRO (MATEO EL ATEO)


14 de mayo de 2013

MI AMIGO DAVID

La culpa es de Anatomía de Grey. Ayer una maestra con cáncer despidiéndose de sus alumnos en el hospital. Entonces me acordé de él. Mi amigo David. Nuestro amigo David. Teníamos poco más de veinte años. Era un tipo extraño y cariñoso a partes iguales. Tímido y desinhibido con el mismo entusiasmo. Por su cabeza, un torrente ajeno a la realidad que sólo él conocía, despertaba batallas ajenas a nuestras cuitas de adolescentes camino de una incómoda y nunca solicitada madurez. Hasta que un día, en el pueblo de un amigo común, se lanzó a la carretera para que un coche destrozara algunos de sus huesos. No fueron heridas graves, más allá de la tremenda alarma que suponía para todos. Sus excentricidades, sus cambios de humor repentinos, esos que vivíamos entre divertidos y cansados, adquirieron un sentido trágico. Fue un jarro de agua fría a modo de culpabilidad que nos puso a todos sobre aviso. Las cosas cambiaron desde entonces. Tratamos con mucho más cariño y comprensión sus dualidades, sabiendo que dentro de él había un maremoto incontrolable. Y confiamos en las estadísticas. Esas que explican que quien se quiere suicidar, quien de verdad quiere cortar el sufrimiento, lo hace en la intimidad. Esperábamos que aquel patético intento de quitarse la vida fuera, ni más ni menos, que una llamada de atención. Y llegó un nuevo intento. Se lanzó por la ventana de su casa, con la suerte, premeditada o no, de vivir en un segundo. Y seguimos confiando en las estadísticas y en esa lógica que nos serenaba, mientras su cuerpo por fuera curaba sus heridas. Hasta que un día desapareció, sin más. Y un negro nubarrón se sobrepuso a nuestro ánimo. Pasaba el tiempo y cada hora que no aparecía crecía sobre nosotros el desánimo y la certeza de que a la tercera iba a ir la vencida. Y así fue. Apareció en una vieja casa abandonada en un pueblo cercano a Madrid. Una casa en la que tantas noches él y yo cortejamos a la luna y a las estrellas por Sabina. Se había hecho dos profundos y certeros cortes en los brazos. Había dejado su coche a la sombra, irónica precaución para quien no quiere seguir viajando. No niego que nos sentimos frustrados, su muerte era en parte nuestro fracaso. Éramos sus amigos y los únicos que podíamos haber puesto redil a su desconcierto. Aquel año murió también mi abuela, una de las personas a las que he querido más en mi vida. La muerte, irónica y parca dama, quería que me sacara un master en su oficio. La muerte de David nos dejó marcados a todos. Fue una muesca que se quedó en el alma de cada uno de una forma diferente. A mí, con el tiempo, me regaló la inspiración para una novela, cuyo título no podía ser otro: Mi amigo David. Cuando la terminé, como su protagonista, sentado en mi escritorio y viendo mi vieja guitarra, me acordé de aquella canción de Sabina que decía macarra, de ceñido pantalón...Algunos fantasmas se fueron con aquellas últimas teclas.
En el 2016 hará veinte años de su muerte. Y me seguiré acordando de él.

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

13 de mayo de 2013

LOS QUE ESTÁN FUERA

Como todos los años en mi empresa nos invitan a dedicarle a la solidaridad una jornada de nuestro trabajo. La filosofía es un poco de manual y garrafón, la de devolverle a la sociedad parte de lo que nos ha dado, pero no deja de ser un momento empático a agradecer y sobre todo para aprovechar. Elegimos un lugar, una institución y nos ofrecemos para lo que haga falta, limpiar, desbrozar, podar, pintar, cocinar, cantar, acompañar, lo que sea. Es un acto totalmente egoísta. Los que participamos sabemos que no vamos a cambiar absolutamente nada, pero nos ayuda a sentirnos un poquito mejor. Y a algo más, claro. Este año hemos ido a un hogar de San Juan de Dios donde se acoge a ese tipo de personas que define el eufemismo "exclusión social". Nuestra primera sorpresa fue que el perfil de hombres (sólo hombres) no era muy distinto al que puebla nuestra oficina: gente con estudios, sin estudios, altos, guapos, feos, casados, divorciados, con hijos...El primer plato de la jornada fue un monólogo teatral. Una modesta performance acompañaba al monologista en la lectura de una vida que, aun siendo como la de cualquier otro, en un momento concreto hace crack y te lleva a lugares como aquel. Terminada la obra aplaudimos emocionados. El responsable del centro nos invitó a todos a decir en una sóla palabra lo que nos había hecho sentir. Cayeron allí todos los tópicos que la sinceridad nos permitió soltar. Después fue el turno de los actores. Uno de ellos nos miró con ojos sinceros, duros, aunque nada retadores, con una humildad serena y nos dijo nosotros, los que estamos aquí, no somos tan diferentes a vosotros, hace no mucho teníamos trabajo, familia, coches, tarjetas de crédito...Por eso digo que hubo algo más que sentirnos bien, que limpiar nuestra conciencia de pequeños burgueses. En mi entorno muchas son las personas que me han dicho esa frase, la gente que está en la calle, en un rincón de la sociedad, no es tan distinta a ti. Pero sólo cuando lo ves así, con esa claridad cristalina, cuando alguien que está en ese otro lado te mira a los ojos y te ves reflejado es cuando sabes que no eres tú, sino la vida y los requiebros, lo que te hace diferente. Y te asusta un poco. Esa parte ya no sabría decir si es buena o mala. Pero asusta.

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

12 de mayo de 2013

LAS PREGUNTAS DEL PEQUE

Rubén (ocho años) habla con su madre sobre la comunión:
Mamá: Verás hijo, hacer la comunión no es sólo el día de la fiesta, luego hay que ir a misa, hay que confesarse y contarle a un cura lo que has hecho mal...
Rubén: Ah, vale, entonces es hacerse del equipo de Dios.

11 de mayo de 2013

MÁS ALLÁ DEL ÉXODO (EL POETA DE GUARDIA)

Hijos de la gran putada

Los españoles de este siglo somos
los hijos de una gran putada,
llamada transición y apellidada
con altivo cinismo democrática,
que se urdió en el telar de los verdugos
con los hilos del miedo y del olvido
de los ajusticiados por el régimen,
en favor de una casta abominable
de hijos de la gran puta –diferente collar
para los mismos perros-.

10 de mayo de 2013

BIEN, VA BIEN

Hace poco me escribía con el poeta de guardia (Rafa) para ver que tal andaban las cosas por allá y él se interesó por cómo andaban por la capital y por mi vida. Y dije que bien, que la verdad es que muy bien. A mi empresa todavía no le ha afectado la crisis, y lo que es todavía más extraño, no tengo familiares directos o amigos muy cercanos en paro. Admití que me sentía culpable. Y es verdad. Lo digo con la boca pequeña, como si no me fuera permitido sentirme feliz porque todo va bien. Es esta maldita empatía, reducto de humanismo que nos queda a muchos de los que no subimos nunca las escalinatas del Congreso. Y sé que tanto yo como a otros muchos las cosas nos van bien por esa dosis de suerte que se necesita en un naufragio, pero también por haber sabido nadar y guardar la ropa cuando tanta gente se bañaba alegremente en pelotas en la burbuja. He luchado con uñas y dientes por lo que tengo y aun así, no puedo sentirme orgulloso. Decir que sigo en la misma empresa camino de los diez años, que me siento valorado y que hace años que no planea sobre mí y los míos la sombra del paro, me hace sentir culpable. No lo puedo evitar. Es como si pensara que estoy presumiendo de un descapotable ante quien va descalzo. Y no tengo la culpa, lo sé. Pero no hay forma de que no agache la cabeza y a la pregunta de qué tal van las cosas, responda con un escueto bien, van bien.

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

9 de mayo de 2013

CON LOS CIRIOS A OTRA PARTE

Instalado ya en el 4.0 soy de los que piensan que poco me queda por ver. Y en política, menos. Las he visto de todos los colores, y da igual que cojeara de la izquierda o de la derecha, casi siempre con el mismo resultado. Sé, y mi argumentario no va a convencer a los convencidos, que uno de los primeros pasos que da un gobierno cuando accede al poder, es controlar los medios, y la televisión es la perita en dulce. La derecha, y ahí va mi controvertido argumentario, tiene una eficacia histórica muy por encima de su prima hermana siniestra. TeleMadrid es el paradigma, es el ejemplo que debería inculcarse a las juventudes peperianas en cada congreso anual. Y lo sabemos. Digamos que es parte del peaje de esto que llaman democracia (¿y no lo es?). Pero lo de ayer ya fue de traca. Porque no había opinión política, sino religiosa. Ahí estaban los dos presentadores del telediario para recomendarnos de forma indirecta rezar para salir de la crisis. Poner una vela, para ser más exactos. Si ya lo dijo una ministra hace no mucho, de la Virgen siempre podemos esperar un capote, pues el telediario de la 1 va por el mismo camino. Que según unos psicólogos (¿de dónde, cómo, cuándo y quienes?) poner una vela en un altar ayuda a superar la ansiedad de no tener trabajo. Pero ¿sabéis que es lo que recomiendan los psicólogos de El Trastero para superar la ansiedad del paro? ¡ Tener un trabajo ¡ O por lo menos tener un gobierno que tenga claro quien es la parte, no sólo más débil, sino la más importante en esta película: nosotros, los ciudadanos. Y basta ya de tonterías, que no está el patio para tontunas de velas, cirios y altares. Un poco de seriedad, cojones.
En fin, lo que me quedaba por ver

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

8 de mayo de 2013

EL PISTOLERO DE LA 3D

Hay un tipo, que tiene mucha cabeza sin ser muy listo, que ha diseñado una escopeta o pistola desde la impresión en 3D, una tecnología al alcance de muchos en breve. El arma se basa en unas piezas que se imprimen y una vez generadas se esamblan. Ha prometido colgar un video explicativo de como hacerlo con eficacia y rapidez. Las nuevas tecnologías, al servicio de la idiotez. Su gran aportación a la humanidad es que cualquier hijo de vecino podrá tener un arma en su casa. Genial, filosofía Delorian, cada día más cerca del Salvaje Oeste: Regreso al Futuro IV. Está visto que inteligencia y cordura son primos lejanos. No sé cómo definir lo que siento, y tiro de RAE: ¿Rabia? no, porque no es cólera o ira lo que siento ¿Decepción? tampoco, porque mi fe en el ser humano no era excesiva antes del gran descubrimiento armamentístico del siglo XXI ¿Tristeza? Pues puede que sí, porque me pone triste saber que el talento no tiene garantías de éxito, que se puede malgastar y aquí no tenemos a un Mou al que poder echarle la culpa. No sé lo que le enseñaron sus padres a este inventor, pero espero que si mis hijos descubren alguna vez un talento especial lo utilicen para creaciones más humanas que una pistola. Y me pone triste porque siempre hemos presumido los humanos ante el resto de seres vivos de que lo que nos diferenciaba era nuestra inteligencia. La pistola en 3D desmonta este argumento sin haber disparado un sólo tiro.

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

7 de mayo de 2013

LA CHAQUETA Y EL HELICÓPTERO

El accidente en Cuatro Vientos me ha traído viejos fantasmas, de cuando lucía melena y era capaz de meter veinte triples seguidos. Rondábamos los quince y estábamos en clase. Creo que era de inglés. Entonces se escuchó un fuerte zumbido y después una bola de fuego nos deslumbró a todos. Pensábamos que había descarrilado un tren (el metro compartía valla con nuestro patio). El primer impulso fue el de salir corriendo. Pero después de la explosión se generó una especie de silencio espeso. Nos asomamos a la ventana, atónitos, incrédulos ante lo que ya sabíamos había caído del cielo. Fue cuando llegó la segunda explosión. Y ahí sí que se generó el pánico generalizado. La profesora desgañitándose ¡fuera, fuera!. Nosotros gritando, pasando por encima de los pupítres. Entonces recordé que aquella mañana, contraviniendo las sugerencias de mis padres, había llevado al instituto la chaqueta de cuero de mi padre. Los alumnos salíamos despavoridos sin mirar el como ni el donde...todos salvo yo, que no podía salir de la clase sin el que. Y no quiero ser melodramático, pero las matemáticas son las que son: prefería que la explosión me redujera a recuerdos de ceniza que volver a casa sin la chaqueta. No voy a presumir de raciocinio contando esto, lo sé, todo lo contrario, me limito a explicar como fue a modo de catarsis. Mientras el helicóptero ardía y mis compañeros imitaban a los ñus en plena estampida, yo busqué y encontré, la cazadora paterna. Y entonces sí, agarrado a ella como si me hubiera salvado la vida, me lancé pasillo abajo. Fuera todo era confusión. Unos nos mirábamos a otros, sin saber si ya estábamos a salvo. Una intensa humareda se lanzaba al cielo en forma de hongo y el aire era espeso y caliente, costaba respirar. En menos de diez minutos una masa de madres amenazaba con invandir el patio escolar (instituto y colegio) al grito de mi hijo, mi hijo. No pasó nada, más allá de la muerte de los tres tripulantes, el susto y la anécdota tatuada a fuego en nuestra retina colectiva. Y la chaqueta de mi padre. Ahora mismo pienso en mis hijos, en como trato de educarlos en la importancia de cuidar las cosas, sobre todo las que no son tuyas, y espero que no sea tan tonto como su padre. No podría perdonármelo jamás.

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

6 de mayo de 2013

LA PENA

Aprovechando unos días de vacaciones se me ocurrió, para estimular a los dos niños más mayores del grupo (entre ellos mi hijo), invitarles a hacer un corto. Al estilo Trastero de la imaginación: mucho idem y toma única. El entorno de la Vera cacereña, más verde que nunca, no podía ser más apropiado. No sé si me dejé llevar, fue un error de cálculo o que no se me ocurrió otra cosa, pero terminé utilizando a los pequeños, que estaban encantados, para hacer una película más bien para mayores. No había guiños a la infancia, ni golpes, caídas o chistes o chanzas para lograr su sonrisa. El corto es más bien apocalíptico. El resultado, teniendo en cuenta los precedentes trasteriles y mis medios para la postproducción, son bastante dignos. Ayer, cuando la terminé, hicimos la premier en familia. Mi hijo mayor estaba encantado de ver el resultado de su trabajo, de su improvisación. En cambio, el pequeño, no dijo nada durante los apenas seis minutos que dura el corto. Al terminar, se abrazó a mí con fuerza y me dijo: ¿por qué has hecho una película más triste? Y otra pregunta que, por no desvelar el contenido de la película, me reservo. Había sentido como suyo el sufrimiento de su hermano. Aun sabiendo que era una película, que yo había creado eso, era incapaz de aislarse de la sensación de angustia objetiva que desprendía la película. No sólo la había entendido sino que la estaba fagocitando con una empatía adulta. Le prometí que la próxima vez haría una comedia y ellos, los más pequeños, los hermanos de los hoy protagonistas, sería los reyes para hacernos a todos reír. Durante el día, en varias ocasiones, me repitió las mismas pregutas, como si esperara que entre una y otra hubiera tenido tiempo, por arte de magia, de cambiar el contenido del corto. Creo que esa empatía es la que nos falta a todos hoy en día, sobre todo a los que estamos a este lado, el lado de los que pese a todo, nos siguen yendo las cosas medianamente bien. Si hiciéramos nuestros sus problemas otro gallo nos cantaría. Si pudiera encapsularía la sobreempatía de mi pequeño y la inyectaba a bombazos en el Congreso. Lo dicho, otro gallo nos cantaría.

MICRO (HUMOR PROPIO)

5 de mayo de 2013

LAS PREGUNTAS DEL PEQUE

Lo vimos cuando estábamos sintigo
Rubén, ocho años.

4 de mayo de 2013

MÁS ALLÁ DEL ÉXODO

Canción infantil para niños listos



La siguió por la charca

por toda una semana.

Usó mil artimañas

–lazos de miel, sonatas,

ron de nuez, marihuana...-

queriendo darle caza.

Y nada, nada. Nada

hasta que, al fin, exhausto,

siendo aún muy de mañana,

alcanzó a darle un beso

en una de sus ancas.

Y no era una princesa,

era republicana.

Y estuvo todo el día

cantando que te canta

"que no, que no, que no,

no me ha salido rana."

3 de mayo de 2013

TIC TAC, TIC TAC...

En los pueblos parece que los días son más largos. Y se me queda cara de tonto, porque uno piensa, desde la capitalina y tozuda visión del madrileño estresado, que corriendo es como se logran hacer más cosas y así, el tiempo luce. Y vale que para los que vivimos en la ciudad el pueblo es sinónimo de vacaciones y por tanto más de un tercio del día libre que en nuestra rutina laboral. Pero creo que hay algo más. Tu observas con actitud crítica a los lugarenos, que caminan normalmente sin prisas y que se dedican unas palabras en la cola del pan y te das cuenta de que el error es nuestro. No se trata de correr, porque vivimos una vida hamburguesa del Macdonald, sino de sorber despacito, como una buena sopa, cada minuto. Hay que comerse los chuletones sin prisa. Yo ya estoy infectado del mal del reloj y el perdón, que tengo prisa. Pero como soy consciente de que en la gran mayoría de los casos es una autoimposición rutinaria y no una necesidad (tenemos que llegar a casa a las ocho para que nos de tiempo a poner la lavadora y corred, corred, que hoy toca pelo y no tenemos cena) trataré de no imponerles a mis hijos esta visión capitalina. Aunque siendo sinceros, tengo la impresión, viendo a mi hijo escudriñar el día desde la pantallita de su reloj, de que empezamos un poquito tarde. Pero nunca es tarde si la vida es buena. Y larga. Más de lo que parece.

MICRO (HUMOR PROPIO E INDIGNADO)

2 de mayo de 2013

COLECHO

Esta mañana nuestro hijo pequeño se ha despertado el primero. He ido a su cama, lo he cogido en brazos para alargar el sueño de resto y me lo he llevado a nuestra cama. No creo que haya olor más impresionante que el de un niño recién levantado. Esos arrumacos, esas risas, esos mordiscos, esas cosquillas, no hay dinero que las pague. El día se desperezaba por entre las persianas. Había amanecido hacía mucho. Hemos jugueteado un ratito y después nos hemos levantado para desayunar.
Esa es una cosa. El colecho es otra muy, pero que muy distinta. Y no quiero meter en camisa de once psicoanalístas, pero jamás, jamás defenderé el colecho como forma natural de educar a los hijos. Me valen todas las razones que esgrima el más acérrimo de sus defensores, que me quedaré con la única válida: son mis hijos y hago con ellos lo que creo que es mejor. El resto es papel mojado. Y lo de natural escuece, lo sé, porque es una de las razones que defienden, y es que de siempre se ha hecho así. Si, es verdad y debajo estaba el ganado. Y de verdad que no quiero hablar de lo cruel que es esa práctica para la vida en pareja o de la dependencia excesiva que genera en el pequeño. No, me limito a una cuestión práctica...¿quién puede descansar con una lagartija dando patadas toda la noche? No paran. Aunque sólo sea por eso, no es práctico ¿no?

MICRO (HUMOR PROPIO)

1 de mayo de 2013

JOAQUIN Y LAS PREGUNTAS INCÓMODAS

Joaquín tenía un año menos que yo. Vivía en el tercero yo en el quinto. Éramos buenos amigos. Y lo más importante para esta historia: sus padres estaban divorciados. Era como lo de quedarse en el comedor, te dotaba de un halo de misterio inmediato. Ese divorcio infería a su pasado una interesante cicatriz que nos decía a todos yo he vivido. Su madre era como todas las demás. Su padre en cambio era todo intriga. Venía poco y cuando lo hacía solía traer regalos que tenían siempre un beneficio colateral para los que éramos sus amigos. Era una especie de rey mago apócrifo. Pero jamás hablábamos con él de sus padres. La sinceridad a aquella edad se limitaba a te he robado un cromo o me gusta tu prima. Poco más. Un día entré en su casa y pasé por una de las habitaciones. Él dormía con su hermana en otra más grande, su madre en la habitación de matrimonio y aquella tercera tenía un cama y jamás entrábamos en ella. Por alguna razón lo hicimos aquella noche. Oye, le dije, ni corto ni perezoso, ¿aquí duerme tu padre cuando viene? Os prometo que en el momento no sentí aquella pregunta como algo incómodo, como una invasión o una osadía, me pareció lo más natural del mundo. Ha sido con el tiempo, que se ha quedado ahí como los posos de un café, cuando me di cuenta de lo incómodo que debió ser para él. Se limitó a decir No. Un no seco que fue suficiente para mí. No buscaba más. Ahora, pasados los años, sí que creo que quería decirle algo más, tal vez con esa pregunta le estaba diciendo sé que tus padres ya no se quieren, que es duro, ¿por qué nunca hablamos de ello? Pero no lo hicimos. Hace unos días me vi perfectamente reflejado en mi hijo mayor. Fue a un cumpleaños donde había niños que no conocía. Hizo buenas migas con uno de ellos, rubio, muy rubio. Sus padres estaban allí y eran morenos, muy morenos. Así que mi hijo le preguntó, como el que pregunta en qué calle vives o cual es tu color favorito...¿eres adoptado? Supongo que dentro de 30 años mi hijo se sentará en lo que sea que haga las veces de ordenador en el año 2043 y empezará una historia diciendo “no conocía de nada a ese niño rubio…”